4 cosas que he aprendido de mi ansiedad

by - febrero 23, 2019





Diría que soy ansiosa desde que tengo memoria, quizá también lo era desde que estaba en estado bebé, pero en ese entonces no entendía lo que sentía ni por qué, y mucho menos sabía qué hacer para sentirme mejor.

Las razones son muchas, y nadie tiene la culpa, ni yo, ni mi familia, ni mi entorno, sin embargo, todos en algún momento hemos hecho cosas para darle fuerza a esa ansiedad, aunque por supuesto sin ninguna intención de generarme un mal.

Hace poco entendí y acepté lo que significa y lo que implica ser ansiosa, desde entonces he estado en un proceso de transformación (que no ha sido fácil) en el que a la final conseguí dejar de verla como algo negativo que me limita, y decidí que mi ansiedad no sería más grande que yo. Pero hay que dejar claro que aunque ahora pueda tener algo de control, definitivamente tener ansiedad no es algo cool, las sensaciones son horribles y es algo que no le deseas a nadie.

En este proceso he aprendido muchas cosas sobre mi ansiedad que ahora me permiten verla como mi amiga en vez de mi enemiga, he intentado jugarle yo a las carlas, no al revés. Y hoy te comparto 4 de los aprendizajes que he tenido en este proceso para motivarte a que si eres ansiosa sepas que tú también puedes ser más grande que tu ansiedad.

Pd. mi recomendación principal SIEMPRE será que si sientes que la ansiedad te limita, te afecta e interfiere con tu vida de forma continua lo más importante es que busques ayuda profesional, es necesario y esta bien. Ir a terapia es para valientes.

Empecemos...




1. Ser ansiosa me hace ser turbo disciplinada

Gracias a mi ansiedad no puedo "estudiar" para un examen leyendo los apuntes 1h antes de tener que presentarlo, no puedo dejar de entregar un trabajo, un informe, un avance y tampoco puedo entregarlo tarde, no soy capaz de faltar a clase, no soy capaz de ser irresponsable.

No puedo hacer nada de esas cosas porque de hacerlo mis pensamientos ansiosos me llevan al panorama más caótico, y me afectaría voluntariamente la vida a un nivel que en serio me haría mucho daño.

¿Por qué? Porque sé que yo tengo el control sobre esas acciones y soy la única responsable de ellas, y aunque muchas veces la ansiedad me hace sentir que no puedo con nada y que nunca seré capaz de hacer las cosas, me encanta demostrarle que se equivoca, y entonces así consigo alcanzar esos objetivos que en un inicio veo tan lejanos.

Por demostrarle a mi ansiedad que soy más grande que ella voy a todas mis clases, empiezo trabajos y tareas con varios días de anticipación y comienzo a estudiar para exámenes máximo con 2 días antes de la fecha de presentación.


Para evitar que ella me controle a mí, yo tomo la delantera para demostrarle que quien manda soy yo.


2. Entendí que no puedo controlarlo todo

Generalmente la ansiedad me hacía sentir y pensar que debía controlarlo todo, y con ese pensamiento lo único que conseguía era sentir aún más ansiedad, porque adivina...

Exacto, no puedo controlarlo todo. Ni yo, ni tú, ni nadie.

Ahora lo sé y lo entiendo, no puedo controlar casi nada, y menos mal, porque eso me hace entender que no todo depende de mí, y me quita un peso de encima que alguna vez decidí cargar pero nunca me ha correspondido.

Al definir cuáles cosas dependen de mí y cuáles no, sé también sobre qué cosas tengo control o no y eso me ha llevado a aprender a manejar la incertidumbre, que esa es otra tarea difícil, pero entendí que es la característica principal de nuestro vivir y nuestro día a día, y ahora dejo de las cosas ocurran primero antes de definir qué hacer con ellas y andar preocupándome por qué será, qué pasará y qué puedo hacer, pensamientos que no tienen ninguna utilidad.


3. Debo mantener la calma

El cerebro no ansioso por naturaleza funciona mejor cuando se afrontan las cosas con calma, es así como consigue ordenar ideas y encontrar soluciones, te pongo un ejemplo.

¿Alguna vez te ha pasado que buscas las llaves durante 20 minutos y las encuentras a los dos días que dejas de buscarlas? Así hayan estado ahí todo el tiempo, antes no lograbas encontrarlas porque estabas supremamente estresada y tu cerebro en ese estado no funciona bien.

Pues bien, el cerebro ansioso NECESITA calma para poder funcionar, no es una elección sino realmente una necesidad, porque por lo general es especialista en ver siempre el lado más oscuro de las cosas, el peor escenario y las peores consecuencias.


Pero si le damos calma, el horizonte se aclara un poco, el estrés se reduce y empiezan a aparecer las soluciones.



4. Soy capaz de lograr cosas más grandes de las que creo

La tarea más fácil para un humano ansioso es subestimar sus esfuerzos y sus logros, y creer constantemente que no va a ser capaz de conseguir nada, que todo va a salir mal y punto.

Aunque no ha sido fácil, yo he cambiado esas reglas del juego, y como te mencioné antes, cuando tengo sentimientos de ese tipo, me sacudo y decido tomar las cosas como un reto, entonces doy lo mejor de mí para demostrarle a mi ansiedad que soy más grande que ella y que puedo lograr todo lo que ella y mi síndrome de la impostora me hacen creer que no. De esa forma, a la final consigo lograr cosas más grandes de las que me creo capaz.

Como por ejemplo, sumarle a mi rutina diaria de estudiante, mis actividades personales y la creación constante de contenido para este blog que yo misma decidí empezar.



De conocerme, de pararme al frente de mi ansiedad y mirarla a los ojos, de pensar que no voy a permitir que decida por mí, de saber cuáles son sus detonantes y cómo puedo intervenir para controlarlos, de descubrir kits de supervivencia que incluyen al menos un sketchbook, un lapicero y unos audífonos, de aceptar mi amor por crear, dibujar, pintar y todas esas cosas que hago por curiosidad, aprendí que es al conocerme que consigo encontrar mis formas de atención, de gestión de tareas, mi uso del tiempo, mis métodos de estudio y organización.

Por decirlo de otra forma (aunque nunca creí poder decir esto) a mi ansiedad le debo todo lo que soy, porque resultó siendo un motor que hace que mi mente no se apague nunca, y es por eso que me he conocido el mundo que me rodeo, aunque me muera de temor, aunque sea incierto, aunque no sepa qué va a pasar, y aunque no pueda asegurar que las cosas van a salir bien, igual me lanzo a hacer lo que quiero con un único fin: demostrarle a mi ansiedad que soy más grande que ella.



Un abrazo.


    - Alejandra.




Derechos de autor: fotografía de portada por Semih Aydın desde Unsplash

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